Hoy a Mundo Fachadas nos llega un nuevo artículo desde Madrid, España. Se trata de la actualización de la cubierta del Hospital Materno Infantil Gregorio Marañón, en la cual se plantea la iniciativa de transformarla en un jardín de recreo para que los niños ingresados puedan jugar al aire libre, pretendiendo mejorar el día a día de los niños y sus familias. Así que si te conmueve esta historia y, además, queres saber más sobre su diseño, no te muevas porque ya mismo arrancamos… ¡Vamos!
Proyecto en el Hospital Materno Infantil Gregorio Marañón
La envolvente vítrea del hospital, neutra y calmada, constituye el telón de fondo de la colorida e inesperada propuesta. Sobre la horizontal y organizada cubierta, se posan las manchas de colores que ordenan los espacios exteriores del jardín de una manera vívida y fuertemente contrastada con el edificio original… Veamos.
Las figuras curvilíneas de hormigón blanco que encontramos en este hospital materno, de distintas alturas y dimensiones, protegen del sol y reflejan los colores y texturas produciendo atractivos y vibrantes espacios cobijados bajo ellas. Sujetas por esbeltos soportes circulares, que ayudan a ser percibidas con cierta ingravidez, en su cara inferior cuentan con elementos que aportan diferentes matices como vidrios, perforaciones o mosaicos cerámicos. Bajo ellas, las manchas coloreadas de los pavimentos contienen las actividades y juegos, que quedan más o menos visibles tras los muros curvos invitando así a los niños a recorrer y descubrir el jardín.
La gran superficie del jardín se divide en dos zonas de distinto carácter según la calle a la acompañan. Desde el ingreso accedemos a la primera de ellas, más bulliciosa y situada junto a la calle O´Donnell, que cuenta con un pequeño escenario, además de columpios, toboganes, kiciclos y un laberinto. Algo más apartado, un espacio dedicado a los adolescentes donde sentarse junto a una mesa de ping-pong y una pequeña portería de fútbol.
Imágenes ilustrativas
La segunda zona del hospital materno, que se presenta más sosegada, de proporción alargada y asomada a la plaza ajardinada, cuenta con una gran mesa irregular de dos alturas, telescopio, futbolín, tangram, canastas y un pequeño minigolf como final del recorrido. Conectando ambos espacios, encontramos el vestíbulo de espejos, una sala con la intención de crear sorpresa a la vez que introducir una nueva experiencia amenizando el paso entre áreas.
El resultado se percibe como abstracto y onírico, intencionadamente ajeno a otros espacios conocidos y con la capacidad de que cada niño proyecte sobre él su imaginación y fantasía, encontrando su propio espacio de juego y diversión al exterior alejado de la rutina diaria que vive en el hospital. Recuerda que te estaremos esperando en Pinterest | Facebook | Instagram para interactuar con toda nuestra comunidad y estar al corriente de las últimas noticias de arquitectura 🙂